Francisco Torres Oliver

  • Brenhar citerati fjol
    una inconsolable tristeza de pensamiento que ningún acicate de la imaginación era capaz de impulsar hacia nada sublime
  • Alexa Hernándezhar citerati fjol
    bajas en el cielo, había viajado
  • camikatzyhar citerati fjol
    –Bueno, pues apenas había terminado la primera estrofa –dijo el Sombrerero–, cuando chilló la Reina: «¡Está matando el tiempo! ¡Que le corten la cabeza!».
    –¡Qué crueldad! –exclamó Alicia.
    –Y desde entonces –prosiguió el Sombrerero con tristeza–, ¡no quiere hacer lo que le pido! Ahora siempre son las seis.
    A Alicia le vino a la cabeza una idea luminosa.
    –¿Es ésa la razón por la que ponen tantos servicios de té en la mesa? –preguntó.
    –Sí, ésa es –dijo el Sombrerero con un suspiro–: siempre es la hora del té, y no nos da tiempo a fregar las tazas entre medias.
    –Entonces tienen que ir cambiando de sitio, ¿no? –dijo Alicia.
    –Exactamente –dijo el Sombrerero–: a medida que las vamos ensuciando.
  • samyoca12har citerati fjol
    un cuento a un aliento demasiado débil para agitar la más leve pluma.
  • Miguel Ángel Vidaurrehar citeratför 2 år sedan
    Estuvo sólo un año en la Universidad de Edimburgo (1888-1889), supuestamente estudiando agronomía, pero más interesado en la patología, la psicología y lo oculto. Para entonces ya había empezado a asistir a sesiones espiritistas y a explorar casas embrujadas en compañía de un miembro de la Sociedad para la Investigación Psíquica; es posible que también haya entrado en contacto con la Orden Hermética de la Aurora Dorada —sociedad ocultista que incluía entre sus miembros a varios de los principales escritores del Reino Unido, entre ellos el irlandés W. B. Yeats y el autor de ficción sobrenatural galés Arthur Machen—, aunque no ingresó formalmente sino hasta 1900. Para 1891 también se había hecho miembro de la Sociedad Teosófica.
  • Miguel Ángel Vidaurrehar citeratför 2 år sedan
    “ese otro aspecto de la selva: la indiferencia por la vida humana, el despiadado espíritu de la desolación que no se percataba del hombre”.
  • Miguel Ángel Vidaurrehar citeratför 2 år sedan
    Mencioné el viaje de Blackwood a Egipto a principios de 1912. Ese viaje fue en compañía de Mabel (Maya) Stuart King (baronesa de Knoop) y su marido, y engendró no sólo las obras ya mencionadas sino también la curiosa novela La ola (1916). Ésta dista mucho de ser la obra más meritoria de Blackwood, pero su importancia biográfica podría ser considerable.
  • Miguel Ángel Vidaurrehar citeratför 2 år sedan
    El mensajero brillante (1921), más aún, y sólo resulta de interés por una creciente veta de pesimismo: “El reciente cataclismo ha sido más que una guerra intertribal. Fue un evento planetario. Ha sacudido nuestra naturaleza fundamentalmente, radicalmente. La mente humana ha sido traumada, quebrada, dislocada”.13
  • Miguel Ángel Vidaurrehar citeratför 2 år sedan
    Su trabajo para BBC Radio empezó en 1934 y consistía en adaptar sus propios cuentos ya publicados o crear relatos originales para transmitirlos por radio. Lo que es aún más notable, Blackwood apareció en un segmento de tres minutos en la primera transmisión televisada comercial en Gran Bretaña el 2 de noviembre de 1936, en el programa de variedades Picture Page. El biógrafo Mike Ashley muestra por qué Blackwood “era ideal para la televisión”:

    A sus 67 años tenía el rostro curtido, b
  • Miguel Ángel Vidaurrehar citeratför 2 år sedan
    La incipiente editorial estadounidense Arkham House, deseando aumentar el prestigio de su empresa, lo convenció de componer una breve colección de sólo dos relatos, La muñeca y uno más (1946). Se
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