Rubem Fonseca

  • Angie Ramonehar citerati fjol
    atraviesa una sensación desgarradora, la certeza de que no conseguiré extender la mano centenares de miles de veces para mojar aquella pluma en el tintero y llenar páginas vacías de letras y palabras y frases y párrafos. Entonces, se apodera de mí la convicción de que moriré antes de realizar ese esfuerzo sobrehumano. Despierto afligido y trastornado, y paso en vela el resto de la noche.
  • Angie Ramonehar citerati fjol
    Su matrimonio, como he dicho, había llegado a aquel punto en que la rutina había llevado al tedio y el tedio a la apatía y la apatía a la ansiedad, y luego a la incomprensión, a la aversión y todo lo demás. Ella intentó invertir este proceso viajando con el marido a la India, a China, yendo cada vez más lejos, como si no los acompañaran sus problemas.
  • Angie Ramonehar citerati fjol
    perito le había preguntado por qué una mujer joven y bonita puede abdicar de su propia vida. «¿Por qué no?», respondió Guedes. Hacía mucho tiempo que estaba en la policía y creía que querer vivir es tan extraño como querer morir.
  • Angie Ramonehar citerati fjol
    consumismo es manía de clase media para abajo. No estoy hablando del nuevo rico. El rico tiene un miedo horrible: empobrecerse súbitamente. Por eso quiere el dinero, no para comprar cosas, sino para atesorar, acumular. La tendencia de todo rico es volverse avaro. Ésa era mi tesis.
  • Angie Ramonehar citerati fjol
    curiosus nemo est quin sit malevolus
  • Angie Ramonehar citerati fjol
    realidad sólo existe si hay una palabra que la defina.
  • Angie Ramonehar citerati fjol
    Nosotros, los escritores, solemos usar seudónimos. Stendhal se llamaba Henry Beyle; el nombre verdadero de Mark Twain era Samuel Langhorne Clemens; Molière era el criptónimo de Jean-Baptiste Poquelin. George Eliot no era ni George ni Eliot ni hombre, era una mujer llamada Evans. ¿Sabe cuál era el nombre de Voltaire? François-Marie Arouet. William Sidney Porter se ocultaba bajo el nombre falso de O. Henry. —(Por motivos semejantes a los míos, pero eso ya no se lo dije al inspector
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    Gustavo Flávio?”, preguntó. Asentí. Me puso una mano en el pecho y me empujó. No soy ningún peso pluma, peso más de cien kilos, pero él tenía fuerza en el brazo, aparte de la fuerza moral de la cornamenta, y su empujón me apartó y casi me tira al suelo.
  • Angie Ramonehar citerati fjol
    historias de amor que pueden ser contadas, son las mediocres»
  • Angie Ramonehar citerati fjol
    Nuestro lenguaje debe ser el del no-conformismo, el de la no-falsedad, el de la no-opresión. No queremos poner orden en el caos, como suponen algunos teóricos. Ni siquiera hacer el caos comprensible. Dudamos de todo siempre, incluso de la lógica. El escritor tiene que ser escéptico. Tiene que estar contra la moral y las buenas costumbres. Propercio puede haber tenido el pudor de contar ciertas cosas que sus ojos vieron, pero sabía que la poesía busca su mejor materia en las «malas costumbres» (véase Veyne). La poesía, el arte en fin, trasciende los criterios de utilidad y nocividad, incluso los de comprensibilidad. Todo lenguaje muy inteligible es mentiroso.
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