Y el juego de la vida continúa y establece el enésimo cambio de roles, el sacrificio extremo que pone en la balanza el amor por alguien y el final de sí mismos. Un final, sin embargo, interpretable a la luz de un gesto magnífico respecto al cual ningún gracias será demasiado, una decisión que ofrece al lector una problemática de inmensa actualidad respecto a la cual no se reflexionará nunca de manera suficiente.