Francisco Campillo

Para San Ireneo, en el siglo III d.C., el círculo simboliza la divinidad considerada no solamente en su inmutabilidad, sino también en su bondad expandida. Es el origen, sustancia y consumación de todas las cosas, alfa y omega. El círculo evoca también una temporalidad pensada como sucesión continua e invariable de instantes totalmente iguales. Del mismo modo para los griegos y para el mundo pregriego y oriental: el tiempo está encerrado en el eterno retorno.

A partir del círculo se desarrollan tanto la espiral como la esvástica. La primera representa los ritmos reiterados de la vida, la permanencia del ser en la movilidad. Está presente en la naturaleza en el reino vegetal (vid. enredadera) y animal (caracol, concha, etc.) y encuentra su propio fundamento geométrico-matemático en la sección áurea, en cuanto el número es cifra de la figura logarítmica en espiral. La segunda, la esvástica, indica un movimiento de rotación en torno al centro, en torno al eje inmóvil de la rueda, que es el polo del mundo perceptible. La esvástica es «el símbolo de la generación de los ciclos universales, de las corrientes de energía: no del mundo, sino de la acción del principio con respecto a las manifestaciones»2.

El hombre es esencialmente un animal orientado, tanto por su estructura psíquica como por su estructura orgánica o esquelética. Está unido a la derecha y a la izquierda, al delante y al detrás, al encima y al debajo; no puede hacer nada sin estos puntos de referencia. Estas consideraciones antropológicas y psicológicas que, tal y como se verá, serán esenciales en las estéticas arquitectónicas hasta nuestros días, se encuentran en la base del significado tanto de la cruz como del cuadrado.

La intersección de los dos segmentos de la cruz coincide con el centro que ella misma abre hacia el exterior, inscribiéndose en el círculo y dividiéndolo, a su vez, en cuatro segmentos. La cruz genera el triángulo y el cuadrado cuando sus extremos son conectados por cuatro segmentos. Representa, al igual que el cuadrado, la tierra, de la que expresa sus matices intermedios, dinámicos y sutiles. Significa también la decisión necesaria, la obligación de esc

Si el círculo representa el tiempo, el cuadrado representa el espacio. Proporciona las indicaciones relativas a la orientación. Círculo y cuadrado componen juntos el kósmos, cielo y tierra, tiempo y espacio, con sus relaciones correspondientes. El conjunto formado por ambos forma ese continuum espacio-temporal que constituye, por ejemplo, el núcleo de la antropología de Santo Tomás, y que es principio fundamental para la configuración e interpretación de toda la arquitectura eclesiástica de la Edad Media.

Para la religión cristiana, el destino del hombre es el paso desde el mundo real terrestre al divino, a través de la purificación. Es el paso del cuadrado al círculo, del cubo a la esfera. En la arquitectura todo esto se expresará perfectamente a través de la cúpula cubosférica

El símbolo es también una ventana abierta al misterio y sirve para superar la apariencia.

En cualquier caso, todo sigue contemplándose desde una perspectiva teológica.

En ninguna parte existe un lugar sin presencia. Lugar significa encuentro.

existe una diferencia cualitativa entre el adentro y el afuera, entre la ciudad y su interior, entre el bosque y el claro. Lo externo, el afuera, es peligroso y terrible, y corresponde a la naturaleza; mientras el adentro es refugio, defensa, tranquilidad y –pongamos atención en esto– artificio.