Marta Jiménez

  • Mariana Aguilar Doncelhar citerati fjol
    Acaso el amor sea la capacidad de que la conversación siga siendo siempre interesante.
  • Marcia Ramoshar citerati fjol
    Eloísa y Marcelo consideran inevitable volver juntos al bar para descubrir el amigo de quién –fue el de ella– había pedido otra ronda, y una vez dentro parece casi necesario compartir
  • Marcia Ramoshar citerati fjol
    Quedarán el domingo, pero antes Eloísa quedará con Javi, lo verá subir la cuesta del Palentino arrastrando la bici, que dejarán atada a una farola, pedirán muchas cervezas primero, un par de bocatas después porque necesitan comer algo, y algunos gintonics baratos
  • Marcia Ramoshar citerati fjol
    Ella también decía es que Pablo siempre tiene que elegir el sitio y el lugar en el que quedar y todo hay que hacerlo a su modo, a lo que yo decía indudablemente Pablo es muy inflexible. Ella argumentaba incluso que Pablo era invasivo, pesado, egoísta y poco consecuente, y yo decía cómo no ha de serlo, mi amor, si te dejó marchar
  • Marcia Ramoshar citerati fjol
    «¿Qué no te crees?», responde Fran, y ella entonces ya se ríe un poco, mira al suelo y clausura con un: «Nada».

    Ese gesto –la boca, las cejas, los ojos–, que le gusta en parte porque lo estimula él, le lleva acompañando todo el día de manera más o menos sosegada, de fondo
  • Marcia Ramoshar citerati fjol
    «¿Qué no te crees?», responde Fran, y ella entonces ya se ríe un poco, mira al suelo y clausura con un: «Nada».

    Ese gesto –la boca, las cejas, los ojos–, que le gusta en parte porque lo estimula él, le lleva acompañando todo el día de manera más o menos sosegada, de fondo
  • Marcia Ramoshar citerati fjol
    En realidad, la conoció antes. La conoció cuando aún era el novio de Clotilde.

    Claudia era la nueva orientadora del instituto y Fran al verla pensó dos cosas. La primera: Francisco García Retuerta, tienes novia
  • Marcia Ramoshar citerati fjol
    El miedo al amor es como el miedo a los gatos. A la sibilina imprecisión del silencio, a la felina predisposición al capricho. El miedo a que se te suban encima de repente, sin avisar, las pisadas mitigadas por la almohadilla suave de sus patas. A que se te acerquen, se te instalen, te acaricien, ronroneen y entonces, cuando ya te hayas acostumbrado a su calor y su forma, sin dar explicación alguna, se vayan.
  • Marcia Ramoshar citerati fjol
    El gato no estaba. Te entró un pánico súbito en el pecho –el miedo al amor es el miedo a que se haya ido–, entraste a la cocina, al baño, al despacho, miraste debajo de las mesas y sobre los radiadores. Colega no estaba. Una brisa te acarició la nuca. Al girarte viste la ventana del fondo del pasillo abierta.
  • Marcia Ramoshar citerati fjol
    chica como Maca. Llegaron hasta Moncloa y ahí se quedaron parados, como si el intercambiador fuera la señal de que había que despedirse. El intercambiador y que ya era muy de noche. ¿
fb2epub
Dra och släpp dina filer (upp till fem åt gången)