La esclavitud femenina, en particular de las mujeres y niñas de origen africano, no puede ser entendida sin la capacidad de responder hacia las acciones o los contextos de maltrato y sometimiento. Es cierto que en la Nueva España la esclavitud estuvo regida por leyes y ordenanzas en las que se dictaban derechos y obligaciones, pero también es bien sabido que muchos amos o propietarias trataban a las personas esclavizadas con criterios personales. Ante estas situaciones las mujeres supieron y en muchas ocasiones lograron llevar a cabo acciones de resiliencia a través de la agencia social y las redes sociales.