Michael Stone

El prāa es la energía que anima la vida y, en la forma humana, la respiración ofrece la mejor manera de percibirlo. Cuando nos adentramos en la respiración en sí misma, observamos que está constituida por una infinidad de cualidades, conocidas como vāyuus, o “vientos” de la respiración. Al igual que un espectro de colores, son muchas las capas de la respiración, con sus corrientes y subcorrientes, sus texturas y tramas; y al seguir, sentir y conocer la respiración como una práctica devocional, esta revela sus numerosos vientos.

En la práctica de las posturas de yoga, el acto de soltar ocurre cuando disponemos de la concentración suficiente para entrar en el fluir de lo que denominamos “postura de yoga”

Por eso, cuando empezamos a practicar posturas que abren la cadera, por poner un ejemplo común, entramos en contacto con sensaciones que no estamos acostumbrados a sentir, y estas sensaciones conllevan, a su vez, sus emociones y líneas de pensamiento correspondientes: un pensamiento se conecta con otro y con otro y con otro. Y es aquí donde solemos distraernos, ya que los pensamientos están pegados entre sí por la memoria, la asociación y los hábitos

Pero recién cuando la mente deja de escapar por la vía narrativa, abandonas la mirada evasiva para regresar a una mirada calma, y así podrás ver y también ser visto. Asimismo, cuando reconocemos un patrón como patrón, nos liberamos de él por el simple hecho de que ha sido visto. La acción de “verlo” implica que ya no tiene ningún control sobre nosotros porque el espacio que lo rodea se ha expandido. Este espacio, conocido como nirodha, se asemeja mucho a un campo de fuerza o a una energía creativa que nace cuando el vrtti es visto como es; de igual modo que, en cuanto abandonas una adicción habitual, pasas a disponer de más energía para nuevos proyectos, pues ya no estás atado por patrones repetitivos e inconscientes. Cada vez que avanzamos o nos detenemos, creamos un ser, es decir, una estructura o edificio que nos hace sentir insertos en algo. Pero este ser no está unificado; al igual que la respiración, aparece y desaparece con la experiencia

Yoga Pradīpika sostiene que el yoga es prāa-vrtti-nirodha, es decir, el aquietamiento de las fluctuaciones de la respiración. El Yoga Sūtra de Patañjali dice que el yoga es chitta-vtti-nirodha, esto es, el aquietamiento de las fluctuaciones de la mente

No se puede hablar de vinyasa, o movimientos del cuerpo-mente, sin mencionar también el movimiento de la respiración, puesto que son esencialmente interdependientes. Muchos asocian el vinyasa con el movimiento de unir posturas; sin embargo, existen otras formas de entenderlo. Vinyasa asimismo hace referencia a los movimientos del pensamiento (citta vtti), a los movimientos de un ciclo de respiración (prāa vāyuu) y al movimiento cíclico de los sistemas circulatorio, respiratorio e inmune.
Todos sabemos que cierta estabilidad en la respiración trae estabilidad en el cuerpo-mente

Una postura de yoga es un modelo perfecto de estabilidad dinámica. Cuando cerramos un círculo de energía mediante la concentración de la atención, una correcta respiración y la aplicación de los bandhas, el prāa que se halla en el cuerpo y la mente comienza a fluir por los nuevos canales y destapa asimismo canales que se encontraban obstruidos por nudos. Sin embargo, esta liberación de obstáculos ocurre solo cuando el prāa es coherente, estable y capaz de redistribuirse. Las nāīs son como meridianos por los que fluye el prāa. Pero a veces el prāa no puede fluir libremente debido a que los tubos por los cuales la energía de la respiración fluye se encuentran obstruidos.

La kualinī es la incineración de los nudos y los patrones habituales de la mente y del cuerpo, de los cuales el más relevante es el aferrarse a la autoimagen. Esto explicaría por qué mucha gente describe el “despertar de la kualinī” como plagado no solo de sensaciones físicas, sino también de miedo mental. El abhiniveśa (miedo a soltar la autoimagen), está siempre activo en cualquier proceso que implique soltar.

Una postura de yoga no es una entidad estática cerrada en sí misma, sino un ciclo orgánico, un movimiento abierto. El cuerpo y la mente cobran vida cuando los sentidos convergen en el mundo. Es a través del compromiso con lo que no es “yo” que participo en el mundo por medio del cuerpo y de la mente. Cuando la mente y el cuerpo son flexibles y los órganos de los sentidos no están tan contaminados, la kualinī, en forma de prāa, comienza a fluir sin interrupciones.

Una postura de yoga es una invitación a acceder al sentido kinestésico de ser simultáneamente todo y nada. Es despertar de la ilusión de un yo separado, de un cuerpo separado y de la idea de fragmentación. Ya hemos hablado de esto desde la perspectiva de la mente y del cuerpo. La práctica no dual es el hilo que entreteje el sutra (estudio psicológico) y el tantra (movimiento energético en la mente y el cuerpo) para alcanzar una única meta: mantener la mente y el cuerpo alertas y abiertos a su propia transformación.