Big Sur

Cuando me metió los dedos en la boca, me supieron a cera de oídos.

Los lunáticos son como los bateadores designados. A menudo, toda una familia está loca, pero como no pueden ingresar a toda la familia, designan a un miembro como el loco y este entra.

Una persona que se comporta de forma “normal” plantea la incómoda pregunta de qué diferencia hay entre esa persona y uno, lo que nos lleva a preguntarnos qué es lo que nos mantiene fuera del manicomio. Esto explica por qué es útil una mancha general.

Traducción: Si tú estás loco, entonces yo estoy loco, y no lo estoy, así que todo el asunto debe haber sido un error.

Traducción: Necesito saber los detalles de la locura para asegurarme de que no estoy loco.

Supongo que mi vida se detendrá cuando me case.

No fue así. Tampoco fue tranquilo. Y al final, lo perdí. Lo hice a propósito, como Garance perdió a Baptiste entre la multitud. Necesitaba estar sola, sentí. Yo quería seguir sola hacia mi futuro.

Si toda la red de pequeñas acciones simultáneas que constituyen un pensamiento se identificara y mapeara, entonces la “mente” podría visibilizarse.

El intérprete está convencido de que es inmapeable e invisible. “Soy tu mente —afirma—. No me puedes diseccionar a mí en dendritas y sinapsis”.

Esto se debe a que es difícil contrarrestar la validez de las impresiones sensoriales. Estamos diseñados para creer en ellas.

A veces, cuando te das cuenta de que el tren no se está moviendo en verdad, puedes pasar otro medio minuto suspendido entre dos reinos de conciencia: el que sabe que no te estás moviendo y el que siente que sí. Puedes ir y venir entre estas percepciones y experimentar una especie de vértigo mental. Y si lo haces, estás pisando el terreno de la locura, un lugar en el que las falsas impresiones tienen el sello de la realidad.

Los psicoanalistas llevan casi un siglo escribiendo artículos de opinión sobre el funcionamiento de un país al que nunca han viajado, un lugar que, como China, está fuera de su alcance. De repente, el país ha abierto sus fronteras y está plagado de corresponsales extranjeros; los neurobiólogos presentan diez artículos por semana, llenos de nuevos datos. Sin embargo, estos dos grupos de escritores no parecen leerse entre sí.

Es porque los analistas escriben sobre un país que ellos llaman “Mente” y los neurocientíficos reportan desde un país que llaman “Cerebro”.