El banco sobre las vías del tren
Es la una y media de la madrugada y aquí estoy, donde todo empezó.
Claro, por supuesto que hace frío. Es la una y media de una madrugada de mediados de febrero y no llevo la ropa apropiada. Tan solo llevo la chaqueta por encima del pijama y he salido con las zapatillas de andar por casa. Y aquí estoy: sentada en este banco, tiritando de frío, enfundada en una chaqueta de piel sintética que no calienta y sin saber muy bien qué estoy haciendo aquí.
La cosa es que estaba tumbada en la cama en uno de esos momentos tan habituales de no-dormir y de intentar-entender-qué-demonios-pasó y de pensar-que-todo-ha-sido-mi-culpa y hacerme-un-ovillo-y-desaparecer cuando, de repente, hace exactamente treinta minutos, he tenido una revelación.
Tenía que venir aquí.
Tengo la respiración entrecortada y de mi boca salen nubecitas de niebla cristalizada que se alejan flotando hasta las vías del tren. Este callejón es tan tranquilo. Es como si el mundo entero estuviese dormido…, salvo yo y mi corazón roto.
Por ti he llorado lo que no está escrito, pero es inútil, no logro superarlo
Frase amor