HACIA EL SUR
¿Qué me imaginaba en realidad
aquella vez que me decidí a investigarlo
y por mi propio placer
escribirlo en un pequeño cuaderno gris
comprado donde el librero gordinflón
el que también vendía las soluciones de los problemas
con la consecuencia de que nunca aprendí a hacer cuentas?
Debería haber sabido
que todo lo que se podía conseguir en aquella ciudad
era una estafa.
Debería haber sabido también que Roma,
adonde fui tiempo después
antes de haber llenado completamente el cuaderno,
apenas era un pálido reflejo
de lo que recordaba haber leído
en los grasientos libros de la biblioteca.
No obstante escribí
en esa ciudad uno de mis primeros poemas
para una chica joven a la que no le interesó nada
probablemente porque ella sabía entonces