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Böcker
Sor Juana Inés de la Cruz

Sonetos y villancicos

  • gelivmehar citeratför 5 månader sedan
    Villancico I
    Introducción
    Por celebrar del Infante
    el temporal Nacimiento,
    los cuatro elementos vienen:
    Agua, Tierra, y Aire y Fuego.
    Con razón, pues se compone
    la humanidad de su Cuerpo
    de Agua, Fuego, Tierra y Aire,
    limpia, puro, frágil, fresco.
    En el Infante mejoran
    sus calidades y centros,
    pues les dan mejor esfera
    Ojos, Pecho, Carne, Aliento.
    A tanto favor rendidos,
    en amorosos obsequios
    buscan, sirven, quieren, aman,
    prestos, finos, puros, tiernos.
    Estribillo
    Y todos concordes
    se van a mi Dueño,
  • gelivmehar citeratför 5 månader sedan
    Villancicos
    Asunción, 1676
    Villancicos que se cantaron en la Santa Iglesia
    Metropolitana de Méjico, en honor de María Santísima Madre de Dios, en su Asunción Triunfante, año de 1676, en que se imprimieron
    Villancico V
    Aquella Zagala
    del mirar sereno,
    hechizo del soto
    y envidia del Cielo:
    la que al Mayoral
    de la cumbre, excelso,
    hirió con un ojo,
    prendió en un cabello:
    a quien su Querido
    le fue mirra un tiempo,
    dándole morada
    sus cándidos pechos:
    la que en rico adorno
    tiene, por aseo,
    cedrina la casa
  • gelivmehar citeratför 5 månader sedan
    A la Excma. Sra. Condesa de Paredes,
    Marquesa de la Laguna, enviándole
    estos papeles que Su Excia. le pidió y que pudo
    recoger Soror Juana de muchas manos, en que estaban no menos divididos que escondidos, como Tesoro, con otros que no cupo en el tiempo buscarlos ni copiarlos
    El hijo que la esclava ha concebido,
    dice el Derecho que le pertenece
    al legítimo dueño que obedece
    la esclava madre, de quien es nacido.
    El que retorna el campo agradecido,
    opimo fruto, que obediente ofrece,
    es del señor, pues si fecundo crece,
    se lo debe al cultivo recibido.
  • Carlos Mondragónhar citeratför 3 år sedan
    Yo no dudo, Lisarda, que te quiero,

    aunque sé que me tienes agraviado;

    mas estoy tan amante y tan airado,

    que afectos que distingo no prefiero.

    De ver que odio y amor te tengo, infiero

    que ninguno estar puede en sumo grado,

    pues no le puede el odio haber ganado

    sin haberle perdido amor primero.

    Y si piensas que el alma que te quiso

    ha de estar siempre a tu afición ligada,

    de tu satisfacción vana te aviso:

    pues si el amor al odio ha dado entrada,

    el que bajó de sumo a ser remiso,

    de lo remiso pasará a ser nada.
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