Hoy no tengo pareja, pero haré las paces con la soledad en la que me encuentro. Me abrazo a ella. A partir de este momento me declaro en huelga afectiva. Sin letreros ni aspavientos. Es una decisión íntima y personal. Un secreto de estado: ahora soy yo quien no quiere estar con nadie. Construiré mis espacios, mi recreación y me acercaré a mis amigos, amigas y familia. Recuperaré los sueños y la libertades que alguna vez tuve y que hice a un lado por la persona que amaba».