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Sí, mi postura sobre la literatura sobrevalorada se ha tambaleado un poco gracias a la obra de Josefina. Cuando llega un libro con estas características uno deja de cuestionarse la razón por la que se promueve tanto la literatura. Si un solo libro puede tener tanto impacto en una persona, tal vez vale la pena leer cientos y miles para llegar a él… para encontrar aquél que nos moverá el piso y nos hará ver el mundo con otros ojos.

Me pregunto si es esto a lo que se refieren cuando hablan de la universalidad y la atemporalidad de las obras literarias. De aquellas características que resuenan con las personas sin importar la época, la región o la cultura. Cuando leemos una escena y vemos que es un reflejo de nuestra realidad, cuando leemos un pensamiento que ha pasado previamente por nuestra mente o cuando leemos una emoción que conocemos por experiencia. El vernos reflejados en esos textos y sentir una conexión con esa autora… o autor. Tal vez ahí está el valor de la literatura y su tremenda importancia para tantos.

Entonces agradezco aquella tarde de abril de hace 14 años en la que mi papá dejó su periódico sobre la mesa. Agradezco el calor y el aburrimiento que me hicieron acercarme a leer algo para entretenerme. No se trata de amor, damos la vida. Así me lo explico hoy: que antes del amor estoy yo, siempre estuve yo y mi manera de entender este presente que habito.

Porque, como ella misma lo dice en “Señoras” de Escritoras y escritura: “Es necesario […] adquirir una conciencia crítica, es necesario saber dudar, cuestionar, decir que no. Es necesario aprender que siempre se puede ir un paso más allá, averiguar lo que hay debajo o a un costado o atrás”.

Mis viajes favoritos los vivo a través de las historias de fantasía y ciencia ficción. La imaginación de otras personas que son capaces de erigir reinos, dar vida a criaturas, inventar los artefactos más impresionantes y, a través de todo eso, descubrir los matices de la humanidad, es, en mi opinión, maravillosa.

Confirmé que sus palabras son un reflejo de su personalidad, de lo que ha hecho y luchado, alguien que se reveló contra la manera de ser mujer que se esperaba de ella: una madre en casa cuidando de sus hijas. Sin embargo, Belli es una mujer sonriente, con sentido del humor e inteligente, su voz es suave y entrañable; cada relato que contaba me hacía permanecer quieta en mi asiento.

Muchos pueblos originarios de América, recuerda Liliana, ven a La Palabra como cosa transformadora, nunca inocente. Además de carne y sangre, estamos hechos de historias y palabras.

En primera instancia Melanie habla sobre la disonancia cognitiva, un término psicológico que denota aquella desconexión e incomodidad que se presenta cuando nuestras creencias y valores no van de la mano, y nos hacemos conscientes de ello. Por ejemplo, cuando una persona dice: “Amo a los animales”, pero cotidianamente come animales o adquiere productos que contienen derivados animales, tendrá un momento en el cual se hará consciente de que sus ideas y acciones no son coherentes.

Cuando estudias en esa circunstancia es importante observar para saber quiénes podrían ser tus aliados, quiénes hablarán mal de ti y quiénes avisarán a la profesora que no tienes tu uniforme completo porque tu madre no pudo lavar la playera blanca y se descompuso la lavadora. La observación es tu herramienta y tu poder para pasar desapercibida y sobrevivir.

Aparentemente las ancianas lectoras no saben de literatura porque sus detectives favoritos no saben ensuciarse las manos.