Jorge Gutiérrez Reyna

  • Josué Osbournehar citeratför 2 år sedan
    usofobia:

    dícese de la fobia

    a las ratas, los ratones

    y otros roedores varios. Musofobia2:

    dícese de la fobia que padezco,

    del asco a las ratas que pululan

    en el drenaje debajo de nuestros pies

    y que de pronto por las noches

    me salen al paso en los senderos

    de los parques, me hacen

    dar un brinco y correr

    con el corazón tamborileando.

    (La encontré en un terreno baldío:

    una caja de cartón

    con unas criaturitas rosadas

    como trozos de tocino

    retorciéndose en el sartén. Pobres.

    ¡Son ratas!, gritó papá,

    cuando la compasión de mis siete años

    se las puso enfrente.
  • Josué Osbournehar citeratför 2 år sedan
    Desde aquellos tres días de lluvia

    el río no ha vuelto a ser el mismo. Ha quedado solamente un archipiélago

    en un mar de fango donde todavía

    se hallan pedazos de vidrio, plástico, metal
  • Josué Osbournehar citeratför 2 år sedan
    Mira, también traje un libro de Borges...
  • Josué Osbournehar citeratför 2 år sedan
    Bien sabido es que los árboles

    no prestan atención

    si no se les llama por su nombre
  • Armando El Guatequehar citeratför 2 år sedan
    Papá: el tiempo de un soberano
    asciende y desciende como el sol.
  • Armando El Guatequehar citeratför 2 år sedan
    No te interesa saber
    de aves ni dinosaurios pero prestas
    atención cuando te digo
    que a cierta edad los cachorros del león,
    por muy débiles que sean,
    abandonan la manada y, solitarios, se abren paso
    por la hierba crecida de las llanuras.
  • Armando El Guatequehar citeratför 2 år sedan
    Yo extraño a veces la casa de mis padres,
    cercada de las sierras, donde un patio
    se sonroja ante la terca
    coquetería del otoño y el sueño
    se desliza sin pausas hasta el alba.
    Donde nunca tiembla.
    Vecinos,
    ¿por qué nos quedamos
    después de tantos siglos
    en esta ciudad?
    A esta hora mi abuela
    debe estar picando
    las cebollas para la comida.
    Hasta el próximo temblor, vecinos míos.
  • Armando El Guatequehar citeratför 2 år sedan
    La edad de los árboles

    Al fondo del patio crece un árbol.
    Mucho antes de que mi abuela
    sembrara las primeras piedras de la casa,
    ya en su cumbre maduraba el vuelo de los pájaros;
    por sus laderas empinadas ya fluía
    el lento río de los musgos;
    y en sus faldas los faunos que pueblan
    la espesura de los montes
    celebraban ya cabrunos aquelarres.
    Este árbol es tan antiguo como los rebaños
    de tortugas que deshojan
    los tréboles a su alrededor.

    Sus ramas secas crepitaron en el fondo
    del fuego circular de las fogatas
    que otros niños antes de nosotros encendieron
    para espantar el miedo a las lechuzas,
    brujas mentidas,
    ululando en la penumbra espeluznante.
    Los dedos nudosos de sus raíces sujetan
    los tesoros que mis mayores ocultaron
    de la tropa revolucionaria y que en la oscuridad
    reclaman ser desenterrados
    con unos gritos azules de lumbre.
    Al verlo mi abuela soñó con construir
    una casa para los hijos de sus hijos sobre el reino
    de secos maizales y serpientes
    que en torno de su tronco se extendía.
    Al fondo del patio crece un árbol.
    Un día mi abuela, yo, esos rebaños
    de tortugas nos tenderemos a sus pies
    y en las cuencas de los cráneos y caparazones
    germinará la semilla de las altas hierbas.
    Pero las brujas seguirán acunando entre sus ramas,
    el oro no se librará de la prisión de sus raíces,
    volverán los faunos, viejos pobladores de los cerros,
    y con las piedras de la casa en ruinas cercarán
    el fuego de sus danzas en la noche de luciérnagas.
    Se escuchará entonces solamente
    el suave silbido entre las cañas de una flauta
    y el árbol susurrando sus conjuros
    en la lengua del follaje,
    como un anciano que presidiera un antiguo ritual
    con el rostro arrugado frente a la llama de la hoguera.
  • Rafael Ramoshar citeratför 6 månader sedan
    “Sus poemas acechan el desastre en medio de una naturaleza perpleja, la cual trata de sobrevivir ante el desconcierto de la destrucción urbana
  • Rafael Ramoshar citeratför 6 månader sedan
    No acecha la lechuza por los campanarios

    ni ulula el tecolote ni el chillido

    del murciélago tienta los contornos de la sombra.

    Bullen las ratas,

    45 millones de ratas

    que plagan la ciudad. No te confíes:

    de noche en los oscuros

    lejos de la calle

    cualquier protuberancia

    del concreto, cualquier basura

    amotinada o algún calzón

    en el piso cubierto de lodo

    son sospechosos de ser una rata.

    Antes de cruzar los callejones

    de faroles tuertos,

    aplaude, zapatea,

    aunque la gente piense que estás loco.

    Las ratas se espantan con el ruido.
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